jueves, 8 de mayo de 2008

La mentira


Borges es un descarado. Un genio descarado que hace visible lo que la literatura pretende ocultar. La ficción o mentira es realzada en algunos de sus más maravillosos cuentos. Se aventura a afirmar que su obra es y será siempre una mentira, un fingimiento aveces absurdo que intenta realsar algo...lo que sea. El fingir. La experiencia no es traspasable, dicen algunos, por ello es necesario fingir, para no ahogarnos en lo que somos, es la búsqueda del ser, del yo...búsqueda de la trascendencia, de intentar evitar la muerte y el olvido de la historia. El tiempo. El tiempo espiralesco que mata el presente, que lo desestabiliza y lo corrompe, fabuloso caos del olvido.


Y de pronto Parra y su hombre imaginario. No hay "nada" tras su texto. NADA. Repetición y repetición de lo imaginario, de lo ficticio, de lo falso. Sin embargo le concede a la nada la nostalgia del dolor. Sólo el dolor es real. Y si es real es hermoso y catastrófico. Destructivo, aniquila el texto mismo, y todo vuelve a ser lo de siempre, imaginario.


''El Hombre Imaginario'' de Nicanor Parra

El hombre imaginario

vive en una mansión imaginaria

rodeada de árboles imaginarios

a la orilla de un río imaginario


De los muros que son imaginarios

enden antiguos cuadros imaginarios

irreparables grietas imaginarias

que representan hechos imaginarios

ocurridos en mundos imaginarios

en lugares y tiempos imaginarios


Todas las tardes tardes imaginarias

sube las escaleras imaginarias

y se asoma al balcón imaginario

a mirar el paisaje imaginario

que consiste en un valle imaginario

circundado de cerros imaginarios


Sombras imaginarias

vienen por el camino imaginario

entonando canciones imaginarias

a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria

sueña con la mujer imaginaria

que le brindó su amor imaginario

vuelve a sentir ese mismo dolor

ese mismo placer imaginario

y vuelve a palpitar

el corazón del hombre imaginario