viernes, 13 de junio de 2008

(...) Cu3nTo

Al principio, cuando salí por primera vez, me costón mucho respirar, no acostumbraba a ocupar mis pulmones para hacerlo, y mi nariz se había convertido en solo dos orificios pequeños que intentaban abrirse para dejar entrar aquel extraño elemento. No te imaginas cuan doloroso fue la vez en que comí algo sólido, la gente me miraba con extrañeza, como si no perteneciese a este mundo...qué bajeza, no saben que ellos son los recién llegados. Aún no entiendo por qué me has hecho visible, es horrible que aquellos mamíferos te hablen con sus voces chillonas, y ni si quiera piensen lo que dicen…que molesto, que molesto, tal vez debamos matarlos, no lo sé.

Hace poco encontré un lugar donde alojar, es una pequeñísima habitación, no tiene ventanas, creo que estos seres ya no acostumbran a ponerlas en sus casas, ha de ser porque ya no miran. El metro ahora es mucho más rápido y siempre se mueve bajo tierra, no como antes, cuando a través de los cristales podías ver el mundo en movimiento. Era hermoso, incluso la montaña se veía desde cualquier lugar de la ciudad, ¡¡pero que bella era!! ¿Te acuerdas?, ahora ya no existe, creo que la echaron a bajo con un millar de explosivos para poder que las rutas comerciales fueran más expeditas. El problema es que ahora tienen muchos tornados, a mi me gustan los tornados, siempre intento aferrarme a uno y volar un rato. Pero a ellos no les agradan, dicen que destruyen sus edificios y que mucha gente muere. Ni siquiera la muerte les gusta, pero tampoco les agrada la vida. No lo entiendo.

No sé por qué me has hecho visible, ya no quiero que me vean, pues cada vez que paso cerca de ellos vomito, y un mar de extraños líquidos sale expulsado de mi boca que siempre está seca. No me gusta el agua de acá, se venden en botellas y tiene un sabor horrible, pocos la beben, prefieren las bebidas gaseosas adelgazantes. Sabes, lo que más me impacta es la inexistencia de música, al parecer está prohibido crear melodías porque no he visto a ninguno de ellos tocar algún instrumento, así que la ciudad sólo se inunda por el sonido de los que aquí llaman autobuses.

A veces pienso que me has enviado para cambiar esto, pero solo soy materia aferrada a la energía que producen mis moléculas invadidas de vacío, porque eso somos, sólo vacío que ha pensado demasiado y sentido muy poco.