sábado, 20 de octubre de 2007

Absurdo

"Desde la carne de nuestras madres nos llegan sueños y memorias de los Dioses. De un tipo diferente a la normal inducción de interés y a la habilidad creciente, existe una presión constante en el artista, de la cuál él es a veces parcialmente consciente, pero muy raramente la comprende por completo. Tarde o temprano, él entiende dentro de su carrera que el poder de la reproducción literal (como la de la cámara fotográfica) es apenas útil para él. El es forzado a encontrar, mediante sus artistas predecesores, la existencia en la representación de la forma real, de superposiciones de certezas inmediatas; él descubre dentro de sí una conciencia selectiva y queda satisfecho, normalmente y en gran medida por el gran campo abarcado por esta conciencia ensanchada y simplificada"

(extracto de un escrito de los rancios de Austin O. Spare y Frederick Carter sobre el dibujo automático, es bien interesante, sobretodo porque indaga sobre la conciencia del artista que somos todos, sobre la creación)




El absurdo, el maravilloso y muchas veces bizarro absurdo que surge de nuestro ser, escribir sin "pensar", para luego leer: "...los cascabeles de los gatos que cuidaban la puerta esférica."...la esfera es la figura más magnética existente, blah, blah, blah, y todas aquellas palabras que se van uniendo hasta formar una gran e interminable cadena, palabras que intentan hacer historia, que intentan darle sentido a "algo".




Dos puentes entrelazados generaban una espiral subterránea que recorría todo el mundo conocido y desconocido. Siempre bajo sus pies blancos rondaban pequeñas hadas que se sumergían en los mares más recónditos del espacio abierto. Ciertas zonas oscuras a veces avanzaban intentando atropellarlo todo, pasando por alto los cascabeles de los gatos que cuidaban la puerta esférica. La luna iluminaba cada parte de sus cuerpos frágiles, me refiero a las ratas, a las ratas lector, sí a las ratas que ayer te perseguían intentando alimentarse de tu mente. Bueno, prosigo, como dije la luna iluminaba cada parte de sus cuerpos que además de frágiles estaban cubiertos de lodo y sangre. Cada cierto tiempo se estremecían generando pequeños temblores, los cuales aferrándose a la tierra, a la verdadera tierra, jugaban con la Agonía traviesa, quien danzaba entre los verdosos trozos de piel esparcidos en el pavimento. Creo que este relato se ha vuelto absurdo y algo siniestro, sin embargo lo absurdo siempre nos ha interesado, no lo sé, el típico
ejemplo: Un conejo que lo apresura algo llamado Tiempo. Empezar con hadas y terminar con conejos es…absurdo. Sigamos entonces. La máquina cansada comenzó a navegar entre los circuitos del anciano hombre, cazador y torturador de…tú sabes de quién, lo político aquí se vuelve efímero. El anciano que cubierto de Entropía le rezaba al dios de tres cabezas, se volvía cada vez más ciego, sin embargo sus ojos se veían cada vez más abiertos, sus pupilas dilatadas querían explotar y cubrirlo todo, sólo esperaba el permiso de su Dios, pero él no le contesta. ¿Por qué? ¿Por qué?.
Aún existen los dos puentes entrelazados, esta vez han surgido de las cuevas solitarias e iluminadas por un Sol negro, están provistas de veintitrés diferentes cámaras con veintitrés mensajes para la humanidad, con veintitrés melodías distintas, ahhh!!!, se me olvidaba, si sigues a la joven de pies blancos encontrarás la cámara oculta, aquella que tiene un mensaje especial para tu Ser, sólo tienes que cruzar el tercer puente que es invisible…algo árido, algo frágil.

Surgirán flores de tu boca al mirar a los wingmakers.

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"Al irse derrumbando unos tras otros los siglos, qué quedan sino pavesas al viento, y ni eso, de los los aplausos, de los galardones, de los triunfos y sus coronas de fatua pedredería?"

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